viernes, septiembre 01, 2006

IORANA


Iorana es la palabra Rapa Nui con la que se saluda... y con la que uno se despide... pero de momento, las despedidas no tienen cabida en mi vida... aqui solo vale lo que llega, lo que empieza, lo que se inicia, lo que entra... lo que sea, pero hacia dentro... porque este es un lugar hacia dentro, un lugar mágico donde pasan cosas mágicas, un lugar que no sabes si es el ombligo del mundo (te pito o te henua) o el final del mundo... Hay lugares en los que el silencio estremece, pero sin duda todos emocionan...
LLegué ayer, solamente ayer, y creo que de algun modo ya no puedo ser la misma... En el aeropuerto, una señora encantadora que no conozco (solo via mail) me espera sonriente con dos collares de flores... de flores violetas, casualmente.... me monto en su furgoneta y vamos al mecánico... no deja de ser curioso que una recién llegada, con collares de flores, inicie su visita en un taller mecánico. Una inmersión mas rápida no se me ocurre... me lleva a su casa, y me dice, cosa que me sorprende, que ella esos días no va a estar, que campe a mi gusto... que su sobrina vendrá a atenderme. Me quedo un poco extrañada... yo que justo elegí ese sitio para poder estar con gente de "acá". Al rato, cambia de opinión... "vete a dar un paseo por Ahu Tahai y ven a comer con nosotros", nosotros es su hermano, y mas personas... diría que sobrinos, pero aquí, en cuanto a alguien se le tiene aprecio se le llama "tío/a" así que no sé... Pienso, fíjate tu, en Frida Kahlo... la cual siempre defendía que su obra no era surrealista, si no hiperrealista... y pienso que lo que me parece surrealista es lo mas hiperrealista que he vivido nunca... ahí comiendo, recién llegada, con los primeros moais que he visto en mi vida en mi retina dando la espalda a un imponente océano... comiendo con cuatro personas que hablan un idioma que no entiendo... pero que me suena a música celestial... Al levantarse, el hermano de mi anfitriona me dice... "un cuarto para las tres estate lista, nos vamos si quieres Rano Raraku". Rano Raraku es el lugar que antes de ir, mas me impacta de la Isla... es un volcán, y de su toba se esculpìeron los moais (al menos, el 95%de ellos...) en la ladera, hay cientos de moais abandonados, como tirados, cada uno mirando para un lado... cada uno de ellos con una expresión diferente... y dentro, de la toba, hasta casi cuatrocientos moais antes de ser terminados... Vamos Jose, que es el hermano de mi anfitriona, que lleva 30 años viviendo en Nueva Zelanda, y Miru, un rapanui de mas o menos mi edad que no habla demasiado... Antes de llegar a Ranu Raraku, el coche se desvía... ¿Dónde vamos? pregunto... ¿No te había dicho...? Vamos a una ceremonia. Cuando un antropologo oye la palabra ceremonia, y mas en un lugar como Rapa Nui, tiembla. Y yo temblé. ¿Una ceremonia? Si... una boda. Se casa la hija de una prima.... Los ojos me hacen chiribitas... LLegamos, y Jose me presenta algunos de los invitados. Es todo extraño, pero no tengo tiempo de pensar en eso. No sé que hacer. Las personas mas mayores están sentados en un sitio... un grupo de mujeres corta lechuga. Voy con ellas. Me siento con ellas. Y corto algo de lechuga. Llegan los invitados... tocados impresionantes algunas de ellas en sus cabezas... y percibo que en este lugar las gafas de sol son una prueba de prestigio social. LLegan los novios... y Miru me insinúa que debemos marcharnos ya. Que empieza la parte mas privada. Lejos de sentir que se me interrumpe algo me siento agradecida, porque lo poco que he visto, que he vivido, ha sido tremendo.
Escalamos el Ranu Raraku, y Miru habla, ríe, pregunta... y descubro en él un buen guía. Un nuevo amigo. Atardece. Nos tumbamos en la ladera del Ranu, sin ninguna presencia, al menos humana, porque los moais si susurran su existencia. Anochece. Miru me enseña a bailar. A bailar como se baila en Rapa Nui. Bailamos. Jose nos recoge, y nos lleva de vuelta a Hanga Roa. Paramos en Tongariki. Quince imponentes moais dan la espalda al mar. Jose saluda, en Rapa Nui, a sus antepasados, y me enseña como hacerlo. Vamos a Anakena. Es de noche pero la arena blanca destaca... invitándonos a quedarnos. Decidimos que un día de estos iremos los tres en caballo, y que dormiremos allá. Subimos de nuevo al coche. Jose se bebe una cerveza, está feliz... hace tiempo que no está en casa y está feliz de estar ahí. Miru calla, pero también sonríe. Yo sonrío. Y de vez en cuando le recuerdo a Jose que estamos en Rapa nui, no en Nueva Zelanda, y que aqui no se conduce por la izquierda.... pero no hay coches, porque no hay nadie... algun caballo en medio de la calzada... pero no hay nadie, porque este sitio es mágico... es tremendo.
Eso fue ayer... y hoy ha sido, impresionante... Todo fluye en este lugar. Pero, seguiremos hablando... o seguiré escribiendo... me ayuda un poco esto a fijar las cosas... y de paso, me ayuda a recordar que no estamos tan lejos... no tanto.
Iorana.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cualquier día llegarán ballenas a la playa y no se irán hasta que no te montes en la que todas siguen.Es una leyenda,que,probablemente,conozca alguno de tus amigos.
Sayonara,baby!

Anónimo dijo...

Dulce vecina de la verde selva
Huésped eterno del abril florido
Grande enemiga de la zarzamora
Violeta Parra.

Jardinera
locera
costurera

Bailarina del agua transparente
Árbol lleno de pájaros cantores
Violeta Parra.

Has recorrido toda la comarca
Desenterrando cántaros de greda
Y liberando pájaros cautivos entre las ramas.

Preocupada siempre de los otros
Cuando no del sobrino
de la tía
Cuándo vas a acordarte de ti misma
Viola piadosa.

Tu dolor es un círculo infinito
Que no comienza ni termina nunca
Pero tú te sobrepones a todo
Viola admirable

Cuando se trata de bailar la cueca
De tu guitarra no se libra nadie
Hasta los muertos salen a bailar
Cueca valseada.

Cueca de la Batalla de Maipú
Cueca del Hundimiento del Angamos
Cueca del Terremoto de Chillán
Todas las cosas.

Ni bandurria
ni tenca
ni zorzal
Ni codorniza libre ni cautiva


solamente tú
tres veces tú
Ave del paraíso terrenal.

Charagüilla
gaviota de agua dulce

Todos los adjetivos se hacen pocos
Todos los sustantivos se hacen pocos
Para nombrarte.

Poesía
pintura
agricultura

Todo lo haces a las mil maravillas
Sin el menor esfuerzo
Como quien se bebe una copa de vino.

Pero los secretarios no te quieren
Y te cierran la puerta de tu casa
Y te declaran la guerra a muerte
Viola doliente.

Porque tú no te vistes de payaso
Porque tú no te compras ni te vendes
Porque hablas la lengua de la tierra
Viola chilensis

¡Porque tú los aclaras en el acto!

Cómo van a quererte
me pregunto

Cuando unos tristes funcionarios
Grises como las piedras del desierto
¿No te parece?

En cambio tú
Violeta de los Andes
Flor de la cordillera de la costa

Eres un manantial inagotable
De vida humana.

Tu corazón se abre cuando quiere
Tu voluntad se cierra cuando quiere
Y tu salud navega cuando quiere
Aguas arriba

Basta que tú los llames por sus nombres
Para que los colores y las formas
Se levanten y anden como Lázaro
En cuerpo y alma.

¡Nadie puede quejarse cuando tú
Cantas a media voz o cuando gritas
Como si te estuvieran degollando
Viola volcánica!

Lo que tiene que hacer el auditor
Es guardar un silencio religioso
Porque tu canto sabe adónde va
Perfectamente.

Rayos son los que salen de tu voz
Hacia los cuatro puntos cardinales
Vendimiadora ardiente de ojos negros
Violeta Parra.

Se te acusa de esto y de lo otro
Yo te conozco y digo quién eres
¡Oh corderillo disfrazado de lobo!
Violeta Parra.

Yo te conozco bien
hermana vieja.

Norte y sur del país atormentado
Valparaíso hundido para arriba
¡Isla de Pascua!

Sacristana cuyaca de Andacollo
Tejedora a palillo y a bolillo
Arregladora vieja de angelitos
Violeta Parra.

Los veteranos del Setentainueve
lloran cuando te oyen sollozar
En el abismo de la noche oscura
¡Lámpara a sangre!

Cocinera
niñera
lavandera
Niña de mano
todos los oficios

Todos los arreboles de los crepúsculos
Viola funebris.

Yo no sé qué decir en esta hora
La cabeza me da vueltas y vueltas
Como si hubiera bebido cicuta
Hermana mía.

Dónde voy a encontrar otra Violeta
Aunque recorra campos y ciudades
O me quede sentado en el jardín
Como un inválido

Para verte mejor cierro los ojos
Y retrocedo a los días felices
¿Sabes lo que estoy viendo?
Tu delantal estampado de maqui.

¡Río Cautín!
¡Lautaro!
¡Villa Alegre!

¡Año mil novecientos veintisiete
Violeta Parra!

Pero yo no confío en las palabras
¿Por qué no te levantas de la tumba

A cantar
a abailar
a navegar
en tu guitarra?

Cántame una canción inolvidable
Una canción que no termine nunca
Una canción no más
una canción
Es lo que pido.

Qué te cuesta mujer árbol florido
Álzate en cuerpo y alma del sepulcro
Y haz estallar las piedras con tu voz
Violeta Parra.

Esto es lo que quería decirte
Continúa tejiendo tus alambres
Tus ponchos araucanos
Tus cantaritos de Quinchamalí

Continúa puliendo noche y día
Tus tolomiros de madera sagrada
Sin aflicción
Sin lágrimas inútiles

O si quieres con lágrimas ardientes
Y recuerda que eres
Un corderillo disfrazado de lobo.

Anónimo dijo...

Gracias... Es un placer viajar contigo...

Tot dijo...

Gracias a vosotros por estar pr aquí