Va de aviones, este viaje... o de compañeros de viaje... mejor dicho, compañeros de vuelo, ya que compañeros de viaje es un título que al menos en mi vida, aparece con el cártel de reserva...
En Lan 705 fue un escritor que luego aparecía en los lugares mas curiosos de Santiago de Chile... después fue el magnífico vuelo Lan 841, con Ju&Ju... con Él... e incluso con alguno de los hijos de Pascual... con aterrizaje y llegada televisada y todo...
El sábado le tocaba, o me tocaba sorpresa, con el vuelo Lan 842.
Después de toda la inmensidad vivida, después de recordar que ese viaje que planteaste realizar sola, durante diez días, en el lugar mas aislado del planeta, pensando que así podrías centrarte un poco... quizás reestructurar con ayuda de los moais ciertos pensamientos.. y darte cuenta que NO has estado (ni mucho menos te has sentido) en absoluto sola, piensas que lo mejor que puede pasarte es regresar sola a la realidad (para eso elegiste ventanilla) procesando todo lo vivido... pero, como siempre, la vida piensa que lo mejor que puede pasarte al regresar del viaje de tus sueños es otra cosa (lo era antes de hacerlo, y lo es ahora por méritos propios...) y te reserva un especial compañero de viaje...
Subes con sentimientos encontrados al avión. Él se ha ido, pero luego sabes que te ha estado observando... A lo largo de la pista te despides, al menos, de tres personas, tres amigos, que son de la Isla, que se quedan allá y te dicen pero... ¿y si te quedas?... Regalas a uno de ellos otro collar, pero como no eres de allí tu lo regalas de madera... y, haciendo gala de una fuerza que no posees, subes al avión, te sientas, la última... mientras el asiento de tu lado es el único que queda vacío. No has sido la última... el último en subir ha sido Moko Mae.
Lleva una pluma en su coleta, los ojos pintados y como pendientes dos cordones con dientes de tiburón. Son símbolo de respeto a uno mismo... me dice... y muchas cosas se me pasan por la cabeza... una de ellas es que, afortunadamente, he conseguido llegar a un punto de mi vida en el que me respeto sin llevar tiburones ni cordones en las orejas... eso sí, siempre llevo flores.. y espirales.... Taka Taka en Rapa Nui.
Moko Mae, el bailarín mas famoso de la Isla al que todos piden autógrafos... el tatuador de un lugar en el que tatuaje trasciende como mero elemento decorativo para convertirse en un auténtico símbolo vital... me explica muchas cosas de los tatuajes, las cuales le agradezco... incluso, partiendo de lo que sabe que es importante para mi, me "tatúa" con un bolígrafo la mano y la muñeca... aunque los dos sabemos en que parte del cuerpo está ya lo imperecedero, lo irreversible...
Aparece como una persona sensible, que me avisa de su pánico a volar en los aviones. Dame la mano, le digo... a él le tranquiliza, y a mí mas me tranquiliza porque se que esa mano, cualquier día de estos, regresará a la Isla y quizás le tatúe a Él... me tranquiliza porque pienso que salgo de la Isla por la puerta grande... en el mismo avión que otras cien personas pero de la mano de un protagonista de la vida isleña.... me tapa mientras duermo, me protege, y es, la décima persona del día que me dice que me espera en su casa....en la Isla...
La vida es cuestión de prioridades, y tengo muy claro a la casa que volveré... pero mientras tanto, sigo sintiendo que el lugar más aislado del planeta es el lugar mas hospitalario del planeta...
Desde entonces, aquí en Santiago... dedico los días a escribir y las noches a "compartir"... Pasado mañana tomaré el vuelo Lan 704. Y sigo expectante con mi existir.... aunque a ratos no se donde mirar... si al este, o al oeste..si al polo norte, o al polo sur...
... en los dos polos está mi vida.