domingo, julio 16, 2006

TRENES


Me gustan los trenes… Me han gustado siempre, y en principio, creo que lo seguirán haciendo durante mucho tiempo….Claro que hay trenes y trenes… y trayectos… y compañeros de viaje… pero he de reconocer que me gustan los trenes, a los que desde hace mucho tiempo atribuyo “poderes”, ya que siempre he pensado que en los trenes, puede pasar de todo… y con pasar de todo me refiero a encuentros, a descubrimientos, a aprendizajes... al encuentro con desconocidos que se convierten, por arte de magia, y de la casualidad, en compañeros de viaje... con todo lo que estas dos últimas palabras significan.


Me fascina la idea de que en línea recta, a pocos km de distancia, el pasajero pueda percibir desde su ventanilla itinerante realidades tan diferentes, tan distantes y tan cercanas al mismo tiempo…

Me fascina la idea de las casualidades… que entiendo que alcanzan en los trenes su máxima evidencia: dos trayectos en común que comparten vagón… y ¿qué es compartir vagón durante tan breve lapso de tiempo (¿qué son ocho horas, por ejemplo, en una vida? ¿ qué son dos horas, en una vida, y que en cambio pueden cambiarte para siempre? ) qué el máximo ejemplo del sublime encuentro inesperado?

He estado ahora viendo El Tren de Zhou Yu, una película que me ha parecido hermosísima, de una poesía (visual) infinita. Zhou Yu, pintora, conoce a un poeta tímido, que le regala un poema nada más conocerla. A partir de ahí, empiezan una relación en la que ella está dispuesta a recorrer una gran distancia en tren dos veces por semana para estar con él. A cambio, él la espera siempre en el andén, cada día con una flor diferente. Dice Zhou Yu, que no le importa nada viajar… ya que si viajas mucho, puede que algún día te pase cualquier cosa. Solo hay un problema, y es que ella confía en el poeta mucho más que éste en si mismo… y las expectativas (de ella para él) le asustan sobremanera (a él) … tanto, que siente que necesita alejarse de ella… a pesar de el amor que se sienten.

Alguna vez hemos dicho por aquí (citando a Kavafis) que lo importante no es el destino, si no el camino… por eso, en las horas en tren, en los vagones llenos de gente, Zhou Yu conoce a otro hombre, que la ama y la teme por igual… Zhou Yu, ¿es que nunca vas a parar? le pregunta… y aunque está dispuesto a esperarla, Zhou Yu debe continuar su camino, para descifrar de quien está enamorada realmente… si de un poema, de un poeta, o de la realidad….

Preciosa, en cualquier caso...

4 comentarios:

Tot dijo...

Me confirman que esta tarde/noche he de estar en Madrid... mañana tengo que volver muy temprano (estoy bastante lejos de disponer de mi tiempo... de tener vacaciones!), pero afortunadamente, implica dos trayectos en tren... y me apetece, me apetece mucho. Si viajas mucho.. puede que alguna vez te pase algo...

Anónimo dijo...

maravilloso efecto el de la profecia autocumplida que la llamas tú, la profecía que se cumple a sí misma que le digo yo o el efecto pigmalion que la nombran los muy cultos...

Anónimo dijo...

¿a que no te atreves a invitar a algún pasajero/a de esos trenes a pasarse por tu diario?si lo haces,que lo haga saber en el propio blog.

Anónimo dijo...

Volando voy,volando vengo.
Por el camino yo me entretengo.
Enamorao de la vida aunque a veces duela.si tengo frío busco candela.
Señoras y señores sepan ustedes,
que la flor de la noche es pa´ quien la merece.
Enamorao de la vida aunque a veces duela yo no sé quién soy ni lo pretendiera.


Volando vengo, volando voy
Deprisa deprisa a rumbo perdido
Cuando me buscan nunca estoy
Cuando me encuentran yo no soy
El que está enfrente porque ya
Me fui corriendo más allá
Me dicen el desaparecido
Fantasma que nunca está
Me dicen el desagradecido
Pero esa no es la verdad
Yo llevo en el cuerpo un dolor
Que no me deja respirar
Llevo en el cuerpo una condena
Que siempre me echa a caminar
Me llaman el desaparecido
Que cuando llega ya se ha ido
Volando vengo, volando voy
Deprisa deprisa a rumbo perdido
Yo llevo en el cuerpo un motor
Que nunca dejade rolar
Yo llevo en el alma un camino
Destinado a nunca llegar