Ya está. Ya está hecha la maleta. Trata una de no cargarse, de construir bien el puzzle, con las piezas claves… y uff… la verdad es que hacer una maleta para un mes, sabiendo que vas directa a una transición de estación (y eso en Santiago de Chile significa de pronto 25 grados y de pronto 12…) y de ahí a una Isla con clima subtropical, es bien difícil… Pero ya está… creo que no me dejo nada (jaja, que graciosa es esa frase… frase comodín que todos pensamos cuando salimos por la puerta de casa…)
Pensaba mientras introducía los diferentes elementos (camisetas, calzado… vaqueros, algo de abrigo..) que las maletas se construyen como si fueran puzzles. Primero seleccionas las diferentes piezas, sabiendo que todas son igual de claves. No nos podemos dejar las partes de abajo… ni las partes de arriba, ni la ropa interior… no nos vayamos a dejar los calcetines… y mi favorito a la hora de olvidar: los pijamas. Todos y cada uno de estos elementos.. todas y cada una de estas piezas, se hacen/ son necesarias a la hora de construir una maleta.
El siguiente paso, entonces, es aprovechar los mínimos huecos para que no quede ni uno. Y para eso lo mejor son los calcetines: Se van poniendo sueltos, a lo largo y ancho de toda la maleta, para destruir los huecos. Y, eha, el puzzle está construido…
Y claro, como una no lo puede evitar de pronto estaba pensando en términos simbólicos… Pienso en puzzles, y ya, la cabeza se me llena de conceptos como piezas… encajar..buscar.. ubicar… y te das cuenta de la miga que tienen estos juegos… que como todo juego, son mas que un juego…
Me gustan los puzzles por el reto personal que suponen, porque son el mejor evasor que conozco, porque demuestran como el todo es mayor que sus partes, porque demuestran que de la unión de muchas cositas pequeñas puede construirse una unidad mayor, pero única… porque del caos se llega al orden.. pero no solo al orden, si no también a la belleza… etc etc etc, y porque de pronto me pregunto si no es acaso la vida un puzzle, donde las personas, los momentos, los lugares, los detalles, somos las piezas. Y repito. Todas las piezas son/somos igual de importantes, ya que si falta una, aunque solo sea una, solo una entre mil, ese puzzle no estará terminado. Nunca.
Interesante, ¿verdad?
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