miércoles, julio 11, 2007

AHORA...





Vamos yendo y viniendo, como siempre... y quizás entre ese "ir" y ese "venir" te queda tiempo para tomar un café con dos amigos... o con tres, o quizás estés sola, solo, en la barra de un bar cogiendo fuerzas con un cortado, con cualquier cosa que lleve cafeina...


Y en ese mismo instante, aunque en otro rincón de la ciudad, incluso del mundo, porque el mundo es bastante más pequeño de lo que a veces queremos (o nos conviene...) creer... alguien se está enamorando perdidamente... Alguien cruza la calle, y de ahí, tira a la izquierda, en un gesto involuntario que con certeza, cambiará su vida... Alguien recibe una llamada de teléfono. Otros hacen el amor, fundiendo las burbujas personales... cargándose un concepto que cuando se habla de amores, de amares, de sexualidades, de sensualidades, no existe... Otros se compran una camiseta, o dos, o tres, en la que consideran la oportunidad del año. Alguien entra a una librería y sale con la guía de viaje del destino elegido. Otros, en cambio, saldrán con los libros que leerán en unas vacaciones en las que no saldrán de su sofá... Unos chavales quedan en la piscina, ella, con sus amigas. Él, con sus amigos... comen bocadillos de jamón y un helado de postre, aunque en realidad, sueñan con otro tipo de postre, algo menos frío, pero también húmedo, como los besos.
Hay quien estrena nueva cámara de fotos, y quien prepara la mochila para marcharse al concierto de su vida. Otros, regresan. Una mujer, un hombre, tienen sed y entran a comprar una botella fresca de agua a una tienda en la que venden caramelos... Una niña estrena la primera piruleta de su vida, en un descubrimiento sin parangón que le llena de placer y que estimula propias percepciones. La dependienta que le vende el agua a la mujer, quizás al hombre, la misma que colocó la piruleta en las manos de la niña, es de fuera, de otro país, y sabe que en cuanto salgan de la tienda los ingratos no se acordarán de ella... y eso que llena de dulzura una infancia anónima y refresca una madurez también ajena, porque ella es joven. Es sudamericana y joven y manda el dinero a casa y sueña con volver y enseñarles su nuevo yo, ese entre el norte y el sur... ese entre oriente y occidente...
Una chica de treinta años que no controla lo que piensa, y menos lo que siente, escribe en un blog, tratando de poner orden a unas ideas que plasmándolas, la descolocan más... porque se da cuenta que no alcanza... que no alcanza... que la vida es alucinante... que es alucinante pero que no sabe si se le escapa como el agua, entre las manos..... o si es que quizás está tan conectada a ella (a la vida) que fluye tan deprisa como los segundos...

Y en ese mismo instante, alguien de la misma ciudad, desde otro rincón.... quizás desde la otra orilla del mundo, sale a la calle a almorzar, y antes de continuar, quizás pase por la residencia donde sus padres viven como niños sin memoria... Otros van a una tienda de muebles a elegir lo que será la intimidad de su nuevo hogar, ese que estrenan con ilusión...

Y alguien, alguien ajeno, alguien cercano, trata de recordar que a pesar de que a veces la vida nos parece un poco negra, quizás gris, quizás marrón, tiene también un lado rosa...

Es un alguien que trata de recordarse, aunque con mucho esfuerzo, que a pesar de todo, hay algo que no cambia, que no puede cambiar jamás... y es que, detrás de una esquina, quizás al traspasar el umbral de una puerta... quizás al salir de un ascensor... o quizás solo sea al tras del umbral de nuestro hogar existe, leve, la posibilidad de lo imposible... la probabilidad de lo improbable...

13 comentarios:

Rapajic dijo...

Para mí lo mejor que has escrito en este blog, enhorabuena. besos

Anónimo dijo...

k.o

Anónimo dijo...

Dios mio, he sentido el aire moviendo la cortina del cuarto (el de Hopper) y la voz de Edith Piaf a lo lejos, saliendo por esa misma ventana..

Anónimo dijo...

Aquí está.En esta ventana,en el vértice misterioso,en el espacio vacío,en la profundidad de la conciencia sin objetivo.Como un niño que come,como una madre que amamanta,como un padre que cuenta un cuento.En una nave de locura nocturna,que primero nos lleva y que no vemos sin darnos cuenta del viaje.Es el fruto dorado que nos comunica,el cuarto con sentido,aquel que sin espacio contiene todo lo que somos.

Anónimo dijo...

KNR, de donde sales??

Anónimo dijo...

Salgo de un autobús.Iba pensando,no sé en qué,quiero pensar que pensaba en algo,pero no puedo asegurarlo.Iba pensando y veo un beso de una pareja .Son altos y ella lleva ropa deportiva,uno de esos pantalones ajustados hasta las rodillas.Se estira para darle el beso y creo que dobla una de las piernas al hacerlo,como si hiciera uno de esos ejercicios.Iba pensando y creo reconocer al hombre de pelo blanco.Se separan.A él le sigo con la mirada,pasa delante de mi bus.Ella se apoya en una barandilla esperando que él le diga adios desde el otro lado de la calle.Muevo mi cabeza,la giro,pero creo que él no se llega a dar la vuelta.Ella se va,parece contenta.Y no sé por qué cuento esto,no sé en que estaría yo pensando hace unos cuantos minutos.

Anónimo dijo...

... yo una vez conocí a un hombre alto, de pelo blanco... pero no creo que se dejara besar de esa manera, tan inocente.. En cambio, era muy bueno diciendo adios..

... Y tu, ¿eres alto, o bajo?

Anónimo dijo...

Pienso ser alto,siento ser alto,quiero ser alto.No es fácil,pero la inmensa soledad de esta invisible cuarta ventana es el único lugar al que puedo acudir cuando el fuego lo ha abrasado todo.

Anónimo dijo...

Es evidente que eres alto... por aquí hay mucha gente muy alta... Tu eres uno...o una... de ellos..

Anónimo dijo...

La angustia, la soledad, la inadaptación, los conflictos con los otros, las dependencias, el desamparo, la falta de amor, la violencia, las dificultades con el saber y con saber hacer, son algunas de las problemáticas dolorosas con las que todo sujeto se enfrenta en diversos momentos de una vida sin poder de resolución y es ahí donde un profesional que sepa escuchar este sufrimiento psíquico puede intervenir para proponer una cura.

Anónimo dijo...

Sublime.

Anónimo dijo...

... Precisamente, exactamente... concretamente a lo que se refiere el último anónimo me refería cuando decía que la vida a veces es negra... gris... marrón... Mientras unos lloran, en el mismo lugar, o quizás en otro rincón del mundo, otros ríen... Mientras una pareja se descubre piel a piel por vez primera, alguien decide poner fin a su vida... Mientras alguien juega, inocente, a la orilla del mar, alguien está abandonando a un perro... Son las dos caras de la vida... y más, las facetas de un cubo poliédrico...

Faramar dijo...

Quizás lo inteligente sea pensar, en esos días grises, marrones e incluso negros, que hay momentos en los que somos nosotros los que reímos, mientras otros lloran. Así es la vida.

Supongo que hay que aprovechar cada momento que nos brinda la vida, sea del color que sea.

¡Buen domingo Tot!