lunes, julio 16, 2007

CHILE & TOT


Supongo que es inevitable... Que es inevitable llegar a Madrid y que mi vida de algún vuelquecito... así, leve, pero vuelco...

Como ya no me duele la cabeza (es día de curro, y en esos días, la responsabilité es la responsabilité..) venía abstraída leyendo en una línea de color marrón al imponente Bolaño, cuando una voz, a mi lado, me susurra... "Eres Valiente. Mil páginas. Majestuoso libro"... Me ha costado salir del libro, pero semejantes palabras, semejante tono de voz, merecían mi curiosidad... (en realidad, todo lo sorprendente la merece...). Un chico joven. Si yo soy joven, claro, sería más o menos de mi edad. "Eres Chileno!" Y no sé si ahí había sorpresa o reproche...Él ríe. "Si, veo que no solo conoces los grandes escritores de mi país, veo que conoces el acento.." "Si, lo conozco". "Has estado ahí?" Y me ha molestado, no la pregunta, no la intromisión entre Bolaño y yo... me ha molestado la visita de unos recuerdos con los que hoy, precisamente hoy, no contaba... "Que lástima, he de bajarme. Espero encontrarte en el subterráneo, buscaré tus pies".. Y me he quedado, blanca, o quizás gris, como la portada del libro, y he visto como un chico, chileno, de mi edad, se perdía detrás de una mochila en una estación, curiosamente, llamada, Colón.

Y me he quedado con las veces que un chileno se ha cruzado en mi vida... El primero de ellos, en un barco que surcaba el lago Titicaca.. se llamaba Juan Cristóbal, alías el Negro, y estudiaba arquitectura. Dos días después, en un autobús que explotó en un carretera peruana, otros dos chilenos: Sebastián, alias el Negro, y Cristóbal, estudiante de arquitectura... Resulta que el del barco se había partido en dos. Los dos últimos cambiaron su billete y me acompañaron a la magnífica Cuzco, la cual desnudamos de noche, y de los que me despedí a la orilla de un mar que en realidad era un andén de tren, y fue en Macchu Picchu donde decidí, firme, que mi gran viaje sería a Chile...

Meses después recibí un mail, del primer Cristóbal, el Negro, el del barco, el arquitecto, contándome que había conocido a un compañero de clase, que se llamaba igual de él, que cosas de la vida, viajando por Perú había conocido a una española que viajaba sola y que se llamaba como yo... ¿Es que las Julietas Españolas viajan siempre solas? Había truco, en esa pregunta...

Y luego, en una Isla conocí a otro chileno, también arquitecto, que no se llamaba Cristóbal, ni le llamaban el Negro, que era como un laberinto apasionante (al fin y al cabo vivía en Buenos Aires, y de allí era Borges, ya saben...) en el que casi me pierdo, y del que salí sana. Salva, y del que salí no se si airosa, pero salí...

Desde entonces pienso que todos los chilenos son arquitectos. Que se llaman Sebastianes o Cristóbales... y me resigno a mi designio, ese que hace qué, si hay algún chileno viajando por el mundo, me cruce con él misteriosa e irremediablemente...

Se aceptan apuestas a que si en Japón, o en Vietnam o en Camboya hay chilenos me encuentro con ellos, fijo....Y esta vez espero no pasar de ahí...

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Por qué todo el mundo va donde termina la tierra?

Anónimo dijo...

porque el mundo viene del agua

Tot dijo...

porque donde hay fines y terminan los mundos empiezan siempre otros mundos... a veces, mejores...

Anónimo dijo...

He aquí que el ser humano, ha venido a ser como nosotros.

Faramar dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Faramar dijo...

Aunque no sea quizás tu intención... me he reído con tu anécdota.
Un día cualquiera, uno como el de hoy, te ha regalado este capítulo.
Fíjate en que se ha convertido un encuentro fugaz en el metro: en una historia para contar, que si no lo escribieses, a lo mejor, la olvidarías ¿no crees?

Anónimo dijo...

JAja, si es para reirse, no me digas que no!!
Eso sí, cuando conozcais a un chileno y le decis "arquitecto" tenéis bastantes posibilidades de acertar... lo dice Tot...
En cualquier caso, es un país hermoso, extraño, aislado al otro lado de la Cordillera de los Andes...
Me encanta que os riais!

Anónimo dijo...

Por qué dices extraño?