sábado, diciembre 30, 2006

INVISIBILIDAD





Durante una época de mi vida fui invisible.

Invisible.
Con o sin alevosía, ya no recuerdo... pero invisible.

Aquello empezó como un juego divertido que me daba el poder de observar sin ser observada (algo voyeur, lo reconozco...) pero que más tarde se convirtió en algo peligroso, porque me acostumbré... y volver a la visibilidad no me resultó nada fácil. De hecho, aun quedan residuos de aquel tiempo. Y en esta ciudad, y en determinados lugares, y ante determinadas personas.... sigo siendo invisible.

Es el juego que te permite recordar sin que te recuerden.
El que te permite actuar sin que nadie te critique por hacerlo mal, ni te envidie por hacerlo bien.

... Ahora con treinta años he aprendido que lo de que te recuerden tiene mucho sentido...
... Me doy cuenta de que es mejor que te critiquen a que te ignoren
.. y que es mejor que te envidien a que te desprecien...

He sentido que la invisibilidad es un frágil refugio con paredes de cristal, que rápidamente llenan la estancia de un frío que llega hasta los huesos. .. que te convierten en un ser inaccesible y con fronteras....

... Lo he recordado hoy, que he vuelto a sentirme invisible.

Y he recordado que no puedo olvidar que el ser invisible implica no solo que no eres vista, sino que no puedes ser abrazada, que no puedes ser rozada... escuchada.

Y a eso no renuncio...