lunes, octubre 06, 2008

REGALOS....


Estoy de suerte... como me debía a mí misma varios regalos de cumpleaños (fue un desastre de día...en el momento y después, con posteriores celebraciones olvidadas, pospuestas... en fin...) el universo ha conspirado para que compensara y mira lo que me ha traído: Un hombre en la Oscuridad, de Paul Auster... (llevo la mitad y estoy ya enganchadísima.. lo empecé anoche y no sigo porque hay que trabajar un poco para seguir comprando libros....) Ya sabía de su publicación incluso lo pude adquirir antes de volar a Centroamérica, pero una ha aprendido que cuando viaja con mochila conviene llevar cosas a las que no se tenga demasiado arraigo.. así que lo dejé para la vuelta...
Y hoy me he encontrado en un escaparate con una gran sorpresa:
After Dark, de mi otro queridísimo, Haruki Murakami.... Ya anunciaron su publicación a mediados de agosto, pero andaba yo un poco abducida por otro oriente, otro tipo de oriente, y hasta octubre no ha salido... Además vienen días de fiestas, ideales para leer toda la noche... porque como la protagonista de After Dark, pienso leerlo toda una noche... After Dark, por supuesto....

Se acumula la buena literatura, (tengo dos joyitas mas esperando de las que hablaré mas adelante, ahora han descendido puestos en el ranking con estas nuevas adquisiciones...) y ese es el verdadero regalo... el poder disponer de ella, tener la capacidad de disfrutarla y rumiarla en silencio...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me permito incluir parte del reportaje incluído ayer en El País,dado su interés informativo.El científico Juan Manuel García descubre secretos de una historia que comenzó hace millones de años: "El más espectacular ejemplo de armonía cristalina estaba oculto en una montaña minera en el desierto mexicano de Chihuahua: la Cueva de los Cristales Gigantes de Naica. Un lugar mágico, una catedral de cristales construida por la naturaleza que he tenido el privilegio de estudiar. Un escenario propio de El retorno de Superman, la película en la que el ambicioso Lex Luthor le exige al alma cristalizada de Jor-El que le revele el secreto del conocimiento: "Cuéntamelo todo. Empieza por los cristales". Les contaré todo. Empezaré por los cristales.


Sostenía Salvador Dalí que la diferencia entre el Juan de Pareja de Velázquez y la mejor fotografía de Juan de Pareja eran siete millones de dólares. Parafraseando al genial pintor podemos afirmar que la diferencia entre un trozo de carbón amorfo y un cristal de carbono, es decir, un diamante, es exactamente la fortuna que valga el diamante. Ambos no son otra cosa que un montón de átomos de carbono, pero ¿cuál es la diferencia que hace al diamante duro, bello e imperecedero? El orden. Exclusivamente el orden. En el vidrio amorfo, los átomos están distribuidos sin regla alguna; en un cristal están dispuestos en un orden perfecto. Ese orden es el que confiere a los cristales la belleza propia de sus formas lineales, sus ángulos perfectos y constantes, su lustre y sus colores.

Fascinado por esa belleza andaba yo estudiando el origen de los grandes cristales de yeso de la Segóbriga romana, un misterio aún no desvelado. Gracias a un viejo libro de mineralogía, yo sabía de la existencia de una gruta con este tipo de cristales que fue descubierta en 1910 en la mina mexicana de Naica, y hasta allí me dirigí en el año 2001 buscando inspiración para mis estudios.(...)
Hace mucho tiempo, alguien que sabía poner nombres llamó selenita al yeso cristalizado. La cámara de Javier Trueba ha captado de forma impecable el lustre de luz de luna que arrojan los cristales de yeso de Naica, que alude a la diosa griega Selene. El origen de ese lustre es aún ignoto. Yo creo que proviene de multitud de pequeñísimas cavidades en el interior del cristal que están rellenas del propio líquido que lo formó. La idea surgió de una alucinación. Cuando el calor de la cueva impedía que el oxigeno llegara al cerebro, aquellos cristales gigantes de selenita se me figuraron grandes barras de hielo como las de las neverías de mi infancia, sólo que cuando los tocaba no estaban fríos como esperaba en mi ilusión. Fuera de la cueva comprendí que era eso. Esas pequeñas cavidades con líquido en los cristales encerraban, como el mensaje en la botella que un día arrojara un náufrago al océano, una información preciosa para comprender cómo se formaron. Ahí fue Àngels Canals quien buscaba, y nos hacía buscar a todos, muestras con burbujas suficientemente grandes para estudiarlas en su laboratorio de la Universidad de Barcelona. Allí determinó que las aguas en las que se formaron los cristales no eran ácidas como las que mineralizaron la plata y el plomo que se extraen en la mina, sino más parecidas a las que ahora fluyen por el interior de la montaña de Naica, lo que apoyaba definitivamente los análisis de Carlos Ayora. Pero, aún más, sus ensayos nos decían que los cristales se formaron a una temperatura alrededor de los 56 grados, justo por debajo de la temperatura a la que teóricamente se empieza a formar el yeso. Los cálculos realizados con Fermín Otálora, de mi laboratorio de Estudios Cristalográficos en Granada, demostraban que, efectivamente, en ese escenario sólo se habrían formado muy pocos cristales. Si la temperatura hubiera bajado más se habrían formado muchos más cristales más pequeños, que fue lo que pasó en la Cueva de las Espadas, casi 200 metros más somera y, por tanto, más fría. Este mecanismo autoalimentado, en el que el sulfato y el calcio que perdía el agua al formarse el yeso los ganaba al disolverse la anhidrita, suministraba materia a los cristales para crecer, lenta pero indefinidamente, en las cavidades que el flujo del agua iba creando a favor de las fallas del terreno. Ahí estuvieron ocultas hasta que las labores mineras las sacaron a la luz.

Si los cristales de yeso no tienen ninguna utilidad hoy día, entonces ¿por qué es importante Naica? Pues por lo mismo que las pirámides de Egipto o el cañón del Colorado. Naica es un escenario único, además del mejor exponente de la armonía natural del mundo geológico. Pero esos cristales, por muy hermosos que parezcan, no son nada fuera de Naica. Los he visto expoliados de la Cueva de las Espadas en distintos museos y en colecciones privadas, y están muertos. Lo que hay que conservar es Naica como una localidad de interés geológico, como una maravilla del mundo mineral. Si nuestra teoría de formación es correcta, en el interior de la montaña de Naica deben existir otras grandes cavernas cristalinas aún ocultas. Es ese conjunto de cavernas lo que hace de Naica un emplazamiento único, la Capilla Sixtina de la cristalografía, la morada oculta de Selene y también un lugar en el que Superman se sentiría como en casa."

Anónimo dijo...

Gracias por la referencia de los 2 libros. Ya andaba yo escasa de municiones, jeje.
Y esperando las otras joyas que comentas...
Un beso,
Manoli

Anónimo dijo...

Ay, ya volviste!!

con tanto mogollón se me olvidó contar el tiempo..y tus letras..

Anhelos imprecisos..deseos cambiados..mnn..que buena idea para ivnentar..y hacerte un plagio..

Muah..

Anónimo dijo...

Pues sin poder resistirme a tu influencia hoy he comprado mi primer libro (y digo primer por dos cosas, primero porque me fio de ti y segundo porque ya he leido 4 capitulos y creo que repetiré) de Haruki Murakami, "Al sur de la frontera, al oeste del sol" y me está gustando. Y eso de que estaba escrito para mi... ya hablaremos...