Voy a tener que empezar a plantearme si la ciudad de los encuentros no es Madrid. Hasta ahora, y cómo algunos recordareis, la ciudad meritoria de este título era Santiago de Chile... pero creo que ahora es Madrid. Creo que en esa ciudad todo es posible.
Te puede pasar que te vayas a comprar unas zapatillas de deporte y que la persona que te atienda sea un antiguo compañero, amigo y actual vecino de blog ; te puede pasar que quedes a comer con unas amigas, a cenar con un amigo y que te cuenten que ambos (que entre ellos no quedan jamás...) se encontraron, de casualidad, en un bar en Berlín. Te puede pasar que te montas en cuatro o seis vagones de metro a lo largo del día y que el mismo día te encuentras a seis compañeros de promoción que no veías desde el 99. Te puede pasar eso, que vas en el metro, que todo el mundo va leyendo el mismo periódico gratuito, con tres individuos vestidos de rojo en la portada, y que llegues a tu lugar de trabajo y que dos de esos tres individuos vestidos de rojo estén en el mismo pasillo donde tu trabajas. Otra vez en el metro (el lugar de todo lo posible... e imposible) te encuentres a tres personas sentadas juntas leyendo el mismo libro (y no es el código...) o que estés escuchando una canción fabulosa en tu mp3 y que suba un cantante mexicano, se pare enfrente tuyo y se ponga a cantarla. Te puede pasar que te vayas al Thyssen a esconderte de las casualidades del universo (que incluso a tí, te abruman...) y que delante de un precioso cuadro, lleno de símbolos como una mujer que simboliza el amor (por eso viste de blanco) y detrás de la cual baja su amante a besarla en la frente, donde hay un hombre con un ramo de flores y una vaca tocando el violín te tape la vista un chico, así, como de tu edad. Te da un vuelco el corazón porque te recuerda mucho a ese pintor de cielos del que te enamoraste hace mil años, que tenía ganado y que la mitad de su familia eran músicos (menos mal que sus vacas no tocaban el violín ni él tenía la costumbre de regalar flores, aunque si de besar en la frente....) Pero como eso te pasa de vez en cuando no le das importancia. Entonces, el chico se gira y te das cuenta que el parecido es mas que sospechoso. Recuerdo y presente se superponen y te das cuenta que le tienes, después de quinientos años, enfrente.
Teniendo en cuenta que él vive a 400 km de Madrid y tu a 300, que hace añares que no os veis... te das cuenta que todo es posible en Madrid. Y lo mejor de todo, que así, sin mas, la respuesta que tanto tiempo llevabas esperando te llega.
Y es que, por fin, eres libre para volar con quien quieras...
Te puede pasar que te vayas a comprar unas zapatillas de deporte y que la persona que te atienda sea un antiguo compañero, amigo y actual vecino de blog ; te puede pasar que quedes a comer con unas amigas, a cenar con un amigo y que te cuenten que ambos (que entre ellos no quedan jamás...) se encontraron, de casualidad, en un bar en Berlín. Te puede pasar que te montas en cuatro o seis vagones de metro a lo largo del día y que el mismo día te encuentras a seis compañeros de promoción que no veías desde el 99. Te puede pasar eso, que vas en el metro, que todo el mundo va leyendo el mismo periódico gratuito, con tres individuos vestidos de rojo en la portada, y que llegues a tu lugar de trabajo y que dos de esos tres individuos vestidos de rojo estén en el mismo pasillo donde tu trabajas. Otra vez en el metro (el lugar de todo lo posible... e imposible) te encuentres a tres personas sentadas juntas leyendo el mismo libro (y no es el código...) o que estés escuchando una canción fabulosa en tu mp3 y que suba un cantante mexicano, se pare enfrente tuyo y se ponga a cantarla. Te puede pasar que te vayas al Thyssen a esconderte de las casualidades del universo (que incluso a tí, te abruman...) y que delante de un precioso cuadro, lleno de símbolos como una mujer que simboliza el amor (por eso viste de blanco) y detrás de la cual baja su amante a besarla en la frente, donde hay un hombre con un ramo de flores y una vaca tocando el violín te tape la vista un chico, así, como de tu edad. Te da un vuelco el corazón porque te recuerda mucho a ese pintor de cielos del que te enamoraste hace mil años, que tenía ganado y que la mitad de su familia eran músicos (menos mal que sus vacas no tocaban el violín ni él tenía la costumbre de regalar flores, aunque si de besar en la frente....) Pero como eso te pasa de vez en cuando no le das importancia. Entonces, el chico se gira y te das cuenta que el parecido es mas que sospechoso. Recuerdo y presente se superponen y te das cuenta que le tienes, después de quinientos años, enfrente.
Teniendo en cuenta que él vive a 400 km de Madrid y tu a 300, que hace añares que no os veis... te das cuenta que todo es posible en Madrid. Y lo mejor de todo, que así, sin mas, la respuesta que tanto tiempo llevabas esperando te llega.
Y es que, por fin, eres libre para volar con quien quieras...
5 comentarios:
Cuadro: La Virgen de la Aldea. MArc Chagall. Thyssen (Madrid)
Tendrás algo que ver,entonces,con el descarrilamiento del metro de ayer,no?Vaya frenazo!
Parece mentira.De película.
:)
.....
Me lo creo, viniendo de ti me lo creo todo.
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