Ningún hombre es una Isla. John Donne
Me da vergüenza recomendar tantos libros, ya que parece que todo me fascina, pero que se le va a hacer. Tengo la suerte ultimamente de que los libros que leo (la mayor parte de ellos) me llegan en momentos vitales muy acordes a aquello que cuentan... Por eso, esta vez, no recomiendo (al menos explicitamente) nada... tan solo comento...
En una especie de guiño cómplice, el librero del templo de palabras que me nutre (y viva este toque entre lo pedante y lo rococó...) me guarda todos aquellos títulos con dos palabras en el título: o Isla o Muerte... en una irónica equivalencia que intuyo pero no descubro... o con calaveras (calacas) en la portada (creo que le fascina el tema de mi investigación eterna mas que a mí...). Y así fue como me soltó este tomito de una editorial que nunca me decepciona: Atalanta.
Son tres cuentos del que nunca deja indiferente, D.H Lawrence. El título me resultó irónico, mucho, a mi que amé en una Isla a alguien que no amaba las islas... (pero esa es historia que no merece ser contada...) pero de las tres historias, la que mas me ha "tocado" es la que narra la aventura que alguna vez en mis sueños de antropóloga imaginé vivir. La historia de una, aun no sé, si valiente, si inconsciente o si ignorante protagonista de "La mujer que se fue a caballo", una mujer soñadora que escapa de la vida convencional para irse a vivir con unos indios que la llevarán a encontrar algo muy distinto de lo que en principio creía buscar; la mujer aceptará un terrible destino, abandonando a un marido bonachón y a dos hijos en el camino. No es esa la parte ejemplar, si es que en alguna parte lo es, si no la posibilidad de ir detrás de un sueño con todas sus consecuencias.
Y a mi, que no hace mucho se me planteó una situación muy similar, y que no fui capaz de realizarla, esta historia, a pesar de su final (que tiene algo de fantástico, pero también de excesiva realidad) me ha hecho temblar. Y paso por aquí, subjetiva recuerdoteca, para pensar en esos sueños materializados, o en aquellos que quedaron en la atmósfera de lo platónico. Y me doy cuenta, que hay sueños que nos nacen de las tripas, de las vísceras (y esta historia es un ejemplo...) y otros que se nos imponen sin estar preparados.... y es que en esto de las grandes hazañas vitales, funciona más el dentro-fuera que la imposición de expectativas ajenas de egoista gratificación.
Y tu... ¿Sueñas por ti, o vives los sueños de los otros?
Si tu respuesta encaja con la segunda parte de la pregunta... Para, detente, y escucha tus tripas.... que aun estás a tiempo.
Si en cambio, sueñas y vives por ti, enhorabuena. Eres mi héroe. O Heroína.
6 comentarios:
Brillante.-
Todos los hombres somos islas ,lo que ocurre que en vez de ir bajo tierra a las otras,vamos navegando.Y no hay héroes que sólo sueñen sus sueños,como tampoco hay héroes que no tengan sus propios sueños.Y,desde luego,la valentía es necesaria...
pues me temo que tenemos que desprendernos de lo que no son sueños estrictamente nuestros,pero no sé hasta qué punto también se hace necesario olvidarnos de los nuestros si no quereremos ser una isla inhabitable.supongo que el itinerario es el siguiente:dar lo que recibes y dejarse recibir;ese amor bien entendido te aleja de la ignorancia y finalmente puedes vivir en cualquier lado,al unir el mundo,probablemente por el aire,que rojo se olvidad de que hay aviones.
ves qué fácil es tener un nombre?
Rojo es Guillermo?? ¿O que te lleva a elegir un nombre detrás del cual hay una personalidad?
¿¿??
Si te gusta mi nombre,no tengo problema en cedértelo,Guillermo.Todo es cuestión de negociar.:)
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