UBICUIDAD

A veces me preguntan por mi forma de vida... esta que no sé si he elegido o si me ha elegido a mi... aunque releyéndome a mi misma recientemente (post anterior.... no tan lejos) corroboro, afirmo y reafirmo haberla elegido... La pregunta más común es "¿Y cuando te levantas, siempre sabes donde estás?" Quizás tengo alma de seminómada... quizás estoy en constante búsqueda... quizás tengo miedo a parar las alas... Sea como sea, es esto lo que he elegido, y me gusta... La implicación menos divertida es que los demás nunca saben donde estoy. Los de Zgz me llaman para quedar cuando estoy en Madrid. Y Viceversa. La pregunta ahora es "¿Dónde estás?"... y ya, o proponen, o no...
De algún modo, preveo que todo esto quizás tenga consecuencias a un nivel más profundo... consecuencias que se desvelarán tarde o temprano... No hipoteco tanto como parece. No tengo alma de Amazona y no me amputo el pecho con tal de sujetar mejor mi arco. En serio que no. En serio que sé perfectamente donde estoy. Y atención que esta frase tiene miga. Alguien me llamó Ubicua, esa persona que todo lo quiere presenciar y que vive en continuo movimiento... no pude sino sonreir y otorgar..
Pero hoy he leído algo para lo que no tengo explicación, y por eso, pienso en la ubicuidad. Un señor adquirió por subasta una casa en Roses. La anterior propietaria dejó de pagar, sin explicación, hace ya seis años. Cuando el señor entró, imagino que ilusionado, a su casa nueva, encontró en el sofá el cadáver modificado de una mujer. La antrigua propietaria. ¿¿En seis años nadie la echó de menos?? No puede ser... Dicen que al tratarse de una zona de segunda residencia, los de allí creerían que estaba allá, y los de allá, que estaba allí. Y así, seis años. Todos le atribuyeron el don de la ubicuidad, hasta que la perdieron... Y me ha dado miedo.

Por favor, no me pierdan a mi... no me pierdan...