Ahora que el invierno ya está superado (y con invierno me refiero a la estación… pero también a esa sensación de frío en el alma…) quiero hacerle un pequeño agradecimiento a Madrid. Nunca pensé que lo haría, pero en cambio, en este preciso instante necesito hacerlo. Hablar de Madrid. De ese Madrid que me ha regalado una serie de oportunidades atroces. Profesionales, y sobretodo, y ante todo, Personales…
Todo eso, que no ha desaparecido… (el pasado nunca desaparece. Se fija a fuego en el recuerdo. Nunca desaparece…) se ha transformado en apasionantes viajes en la ciudad subterránea que es el metro de Madrid, donde como siempre digo, todo es posible… en atletas profesionales y en las obras de la M30. He vuelto a estudiar, mejor dicho a aprender cosas apasionantes… Bajarme en Sol y llegar paseando, parando en alguna fabulosa librería, hasta ver a Sascha vestido del rojo de la vida detrás de un Cristal y rodeado de Magia. Poder quedar con Chemica en cuanto me apetece. Reencontrarme con alguien que no me recordaba, y que me ha acogido como solo los salvadores pueden hacerlo. El humor elegante y oportuno de David y la extraña voz de Félix... Conocer a Antonio, ese Avatar mágico… Ese chico atemporal de edad indefinida que no quiero que sea solo mi maestro… a no ser que yo también pueda ser la maestra del maestro… Encontrarme a Miguel detrás del umbral de una puerta, serio, atento, a la zaga, observando… y cuya sonrisa vale millones. Pero millones de estrellas. Llegar a casa y encontrarme a Amaia en una bicicleta mientras se come las uñas o desenredar el humor de Gorka. Desayunar de pie mientras planteamos el plan del día… en el que seguro, pero seguro seguro, que a las ocho de la tarde pasa algo que lo desmorona.
Encontrarme por la calle a alguien con quien tengo cita a esa misma hora, pero al día siguiente…. y en otra ciudad…. Trabajar en un lugar donde los niños vienen de visita cultural, o a hacerse fotos. Que en el trabajo nos graben un reportaje y que el cámara, guapísimo él, te tire los tejos… Comer en Bellas Artes… y tomar el sol.
No me digas que no es increíble.
8 comentarios:
Del día a la noche.Del nordeste al sudoeste.Para encontrártelos.
Te creo,Tot.
creo que cuando nada es imposible,no es todo posible.
tres bien!
Hola.Un pintor en medio de la calle que reluce.Borra al que va con un suave balanceo,al que el color rojo le hace perder la cabeza.Con un traje nuevo se toma un café,antes de que llegue la gente.Borra a todos,también al chico que apunta en la libreta,cerca de la ventana.Piensa que tiene que haber un mar más limpio,donde se vuela alto,hasta quemar las alas.Borra a todos e imagina una barca con su nombre,en ese mar limpio.
Yo ya he roto aquellos zapatos,mi cumpleaños adelantado me traerá unos nuevos para estas calles tan secas y tan bien pintadas.Salgo al sol y a la sombra,donde reluce la ciudad,en la leyenda del espacio.Hay un camino lleno de bicicletas fuera de aquí,una gran familia.El pintor y tú lo sabéis,asomados por la puerta de la primavera,creo yo.
Nos dejas de piedra,como si al subir la escalera del metro,cada día pudiera aparecer un nuevo panorama,quizás,quién sabe,por enseñarnos las piedras paradas de las calles,como si el calendario sólo tuviera sentido al contemplarlo desde el mismo lugar.Y así poder escuchar,amplificadas,las conversaciones de la gente,que nadie sabe donde está.Muchas gracias.
lo has traído tú!
Bueno... ¡Cómo me alegro que alguien diga cosas bonitas de esta ciudad que adoro!
Enhorabuena
AQuí, la de la nueva existencia en el nuevo hogar. Me encanta escucharte(es como si te tuviera cerca y te visualizase tu cara entusiasta cuando dices todas esas cosas). Me alegro tanto de que todo se vaya colocando en su sitio... En la Academia te echamos también de menos; así que cualquier día de estos pásate y nos cuentas en persona todas esas cosas estupendas que te pasan, te han pasado o te pueden pasar.
El pasado sigue ahí pero se puede tocar y allí me dirijo. Mil besos
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