Mañana vuelvo a Madrid.
Mañana regreso desde que hace más o menos un mes dejara mi vida allí... O bueno, mi media vida... ya que vivía cual caracol con la casa al hombro media semana aquí, media allí, y el fin de semana donde fuera que tocara...
Mañana que es justo el día siguiente de hoy; y hoy es el día en el que confirmo que regreso al trabajo que estaba haciendo justo hasta el día de antes de irme a Madrid.... hace poco más de dos años... allí en 2006, turbulento año donde los haya... aunque como el 2007... pero menos que el 2008, sin duda, que se lleva la palma...
Mañana vuelvo al tren; al metro, o quizás al 46... Y es que mañana vuelvo casi casi hasta la puerta del trabajo aquel que hace un mes dejé... convencida y decidida, aunque con cierta nostalgia... y que resulta ahora me vuelven a ofrecer cambiando tonos, matices, y colores... pero esa es otra historia... y esta vez... vuelvo de paso, porque elijo y para aprender, no para pelear...
Lo pensaba haciendo esta mañana el camino de vuelta... lo paradójico del volver al mismo sitio del que partiste sabiéndote tan, pero tan diferente... Y no hablo solo de la falta de Serendipity, de Bego... por supuesto de Nely, a quien tengo el honor de sustituir mientras ella se dedica a cosas tan importantes como ser mamá... No hablo del sentirte la "nueva" al lugar donde llegas por "vieja"... Ni por hacer el mismo trayecto que dejaste de hacer cuando da la sensación que por el camino te desviaste un poquito, solo un poquito, para llegar, pongamos por ejemplo, a unos Juegos Olímpicos...
Hablo de la tremenda certeza de que todo sea igual pero tan distinto... De la misma sensación de regresar a casa tras un viaje largo que te obliga a ver tu vida con ojos distintos... ¿ Donde metes ahora todo lo conocido en el camino... a todas las personas... todas esas fotografías...? Y te preguntas como encajarás... como encajarás tu vida de antes en el yo de después... y en cambio, es todo resultado de una evolución fácil... de un muy fácil transcurrir...
No, no es que quieras regresar a la normalidad de antes con calzador... es que de repente la alfombra de la vida se te abre, se te tiende ante los pies... y el centro de la espiral es, ese: el lugar donde empezó todo...
Algo así... lo de siempre... otra rueda... otro círculo.. la historia del rabino Eisik de Cracovia que el indianista Heinrinch Zimmer extrajo de los Cuentos Jasídicos de Martín Buber.
Este piadoso rabino, Eisik de Cracovia, tuvo un sueño que le ordenaba ir a Praga; allí, bajo el gran puente que conducía al castillo real, descubriría un tesoro escondido. El sueño se repitió tres veces, y el rabino decidió partir. Al llegar a Praga, encontró el puente, aunque vigilado noche y día por centinelas. Eisik no se atrevió a excavar. Vagando por los alrededores, terminó por atraer la atención del capitán de los guardias, que amablemente le preguntó si había perdido alguna cosa. Con sencillez, el rabino le contó su sueño. El oficial estalló de risa: "¡Pobre hombre!, ¿verdaderamente has gastado tus suelas en recorrer todo este camino por un sueño? ¿Qué persona razonablemente creería en un sueño?". También el oficial había oído una voz en sueños: "Me hablaba de Cracovia y me ordena ir hasta allí y buscar un gran tesoro en la casa de un rabino llamado Eisik, Eisik hijo de Jekel. El tesoro debía ser descubierto en un polvoriento rincón, donde estaba enterrado, detrás de la estufa". Pero el oficial no otorgaba fe alguna a las voces oídas en sueños: el oficial era una persona razonable. El rabino se inclinó hasta el suelo, le dio las gracias y se apresuro en volver a Cracovia. Excavó en el rincón abandonado de su casa y descubrió el tesoro que puso fin a su miseria.
1 comentario:
Pues espero que el inicio en un escenario acostumbrado sea tan feliz como tranquilo el 2009, por lo que cuentas...el tesoro...lo llevamos nosotros...normalmente
besos
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