jueves, mayo 08, 2008

EMPATÍAS ESPONTÁNEAS


Existe una especie de empatía espontánea ante los objetos comunes... En un mundo que además de ser redondo está globalizado (es decir, que puedes encontrar aquí lo de allí y lo de allí aquí y uno ya no sabe su origen...) existen ciertos objetos, ciertas prendas, ciertos títulos... que al encontrarlos poseidos por otro al mismo tiempo que tu, te acercan a ese individuo, individua, en una espontánea empatía... y cercanía...

Suelen ser objetos (prendas, títulos... ) relativamente exclusivos, o al menos diferentes... ya que la exclusividad muchas veces obedece al poder adquisitivo y lo diferente al gusto, que también es exclusivo, aunque no dependa del poder adquisitivo ... claro que hay veces que es precisamente lo contrario, que encontrar a alguien con tu misma camiseta, o el mismo bolso gigante escandaloso, etc... te incomoda hasta el punto de que en cuanto puedes, cruzas de acera... pero otras veces es, diferente...

Por ejemplo, esas zapatillas tan extrañas y exclusivas que compraste digamos... en Japón... Eran únicas allí, y más aquí... Hasta que en el metro, por ejemplo, te encuentras a alguien que las lleva... Una chica mas o menos de tu edad. Mas o menos de tu altura. Quizás ella más guapa, por supuesto (siempre nos parecen mas guapos los demás....). Os miráis y os sonreis. Estáis cerca. No fisicamente, si no en alguna de esas realidades paralelas de las que hablan... Gustos paralelos. Quizás vidas paralelas. Nunca lo sabrás, pero como la imaginación llena los vacíos a los que el raciocinio no llega, enseguida te has montado una historia en la cabeza digna de una novela... digamos japonesa.
O cuando leyendo, placidamente, en una terraza, digamos... te das cuenta que el/la de la mesa de al lado, además de hacer lo mismo, lee el mismo libro. Por muy raro que sea. Por muy lejos que esté de la lista de los mas vendidos, de los de bolsillo, de los recomendados... Ahí está. A tu lado... Sincronicidad suficiente para entablar relación con ese desconocido/a, que sin duda derivará en un montón de otras sincronicidades mas abrumadoras aun.. si cabe...

Yo, en estas situaciones, siento una espontánea empatía hacia estos desconocidos... En ocasiones, en mi perseverancia por comprender lo incomprensible, por excavar en lo que se promete extraordinario entablaría conversación con ellos sin dudarlo, pero ya hace tiempo que aprendí que lo que me entusiasma a mí no es necesariamente comprendido (tuve una racha egocéntrica, imagino que como todos...) En esas situaciones, incluso he llegado a sentirme menos sola, y esos desconocidos se han terminado convirtiendo en mojones del camino que me recuerdan algo que a veces se me olvida: Que formo parte de algo... que el arraigo, en algún sitio, tiene que existir...

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