Una vez hablé de la extraña sensación del recién llegar...
De la locura, de la magia, de lo inverosimil (todo al mismo tiempo...) del saber que ayer estabas allí... y que ahora estás aquí... con tantos kilómetros, tantas emociones, tantas vivencias entre ambos puntos...
Y así, anoche veía desde mi sofá las noticias y veía las imágenes de una ceremonia de clausura en la que tanto me estremecí la noche anterior... O veía salir por la puerta rodeados de flashes a mis compañeros de avión, de viaje... y de experiencia...
Me traigo varios Beijing. Muchos. Uno por cada sentido y alguno más. Y dentro de Beijing me traigo ese lugar dentro de un lugar tan diferente a todo, tan real como irreal como surreal como hiperreal (todo al mismo tiempo), que es una villa olímpica.
Me queda (entre otras muchas cosas...) la cerveza de arroz.. las terrazas de las casas que son bares y los cuartos de los bares que parecen el salón de la casa de un amigo. Los Hutongs en bicicleta. Los templos milenarios y la arquitectura más hipermoderna. Me quedo con esas extrañas costumbres de andar de espaldas y de abrazarse a los árboles. Me quedo con la amabilidad infinita de los que adoran el número ocho, que cuando duerme, se parece al infinito.. Me quedo con el verde del jade, ese color del que tiño mi esperanza, y me quedo con los niños que duermen en el regazo de sus padres, y con el cielo que a veces, solo a veces, se descubre azul en una ciudad en la qué, a mi parecer, predomina el gris. Me quedo con Rafa, ese amigo que desaparecido hace añares apareció vestido de rojo, del color del farolillo, en un estadio gigante. (la historia merece un post a parte...) Me quedo con el conocer a gente nueva. Con el descubrir nuevos pasados, nuevos presentes y futuros que se hacen al caminar. Gente que habita en el aquí y ahora...
No me quedo con el miedo latente. Con la poca espontaneidad y la inflexibilidad. No me quedo con las normas al cuadrado. Ni con los "pinchos" de alacranes o escorpiones. No me quedo con los escupitajos ni con el olor de las letrinas "públicas".
Me quedo con lo que no sale en la tele. Y con algunas cosas de las que salen en la tele pues también: me quedo con unos cuantos records del mundo en la retina. Con el partido de basket de la final olímpica. Me quedo con el Cubo de Agua por la noche cambiando de color. Me quedo con el comedor de la Villa... Una gran plaza donde comer al lado de quien menos te imaginas y con quien, meses antes, ni te hubieras podido imaginar. Me quedo con la llama olímpica y su pebetero lleno de espirales. Me quedo con el volver a "casa" después de un día de competiciones y hablar un rato todos en el cesped de entrada. Me quedo celebrando medallas con vecinos de edificio y con las palabras de aquellos que no consiguieron sus objetivos... Con la zona wifi tan acogedora que tan poco utilicé.
Me quedo con las llamadas de un amigo que a la vuelta de sus vacaciones tanto me aportó. Gracias Shidermo. Me quedo con las flores del día de mi cumpleaños y ese reloj lleno de espirales y flores que una atleta me regaló. Me quedo con el ir y con el volver. Me quedo con ganas de vivir más Beijing, o el Beijing de Rafa. Me quedo con ganas de tomarme mas cervezas por las noches aprendiendo cosas escuchando a otros. Me quedo con ganas de que algunas de las cosas hubieran sido diferentes. Deportivamente y Personalmente.
Beijing 2008 (asumo que el Beijing que he vivido estas últimas tres semanas no se parece demasiado al Beijing de cada día....) me ha dado muchísimo mas de lo que haya podido quitarme. Y es que creo que solo me ha quitado horas de sueño.
Me fui extraña. Me fui emocionalmente muy extraña, quizás muy cargada de "quiero y no puedo", (míos y ajenos...), de horas de trabajo, de golpecillos y pensando mucho...
Vuelvo extraña, como anestesiada. Quizás pasota. Un poco incrédula... mas en el aquí y ahora que en el allí o allá. Espero que me dure.
Me quedo también con la ceremonia de Clausura... con lo que se termina, con lo que se cierra, con lo que se acaba y con lo que se apaga. Precisamente como el Fuego Olímpico.
Se acabó.
Se apagó.
De la locura, de la magia, de lo inverosimil (todo al mismo tiempo...) del saber que ayer estabas allí... y que ahora estás aquí... con tantos kilómetros, tantas emociones, tantas vivencias entre ambos puntos...
Y así, anoche veía desde mi sofá las noticias y veía las imágenes de una ceremonia de clausura en la que tanto me estremecí la noche anterior... O veía salir por la puerta rodeados de flashes a mis compañeros de avión, de viaje... y de experiencia...
Me traigo varios Beijing. Muchos. Uno por cada sentido y alguno más. Y dentro de Beijing me traigo ese lugar dentro de un lugar tan diferente a todo, tan real como irreal como surreal como hiperreal (todo al mismo tiempo), que es una villa olímpica.
Me queda (entre otras muchas cosas...) la cerveza de arroz.. las terrazas de las casas que son bares y los cuartos de los bares que parecen el salón de la casa de un amigo. Los Hutongs en bicicleta. Los templos milenarios y la arquitectura más hipermoderna. Me quedo con esas extrañas costumbres de andar de espaldas y de abrazarse a los árboles. Me quedo con la amabilidad infinita de los que adoran el número ocho, que cuando duerme, se parece al infinito.. Me quedo con el verde del jade, ese color del que tiño mi esperanza, y me quedo con los niños que duermen en el regazo de sus padres, y con el cielo que a veces, solo a veces, se descubre azul en una ciudad en la qué, a mi parecer, predomina el gris. Me quedo con Rafa, ese amigo que desaparecido hace añares apareció vestido de rojo, del color del farolillo, en un estadio gigante. (la historia merece un post a parte...) Me quedo con el conocer a gente nueva. Con el descubrir nuevos pasados, nuevos presentes y futuros que se hacen al caminar. Gente que habita en el aquí y ahora...
No me quedo con el miedo latente. Con la poca espontaneidad y la inflexibilidad. No me quedo con las normas al cuadrado. Ni con los "pinchos" de alacranes o escorpiones. No me quedo con los escupitajos ni con el olor de las letrinas "públicas".
Me quedo con lo que no sale en la tele. Y con algunas cosas de las que salen en la tele pues también: me quedo con unos cuantos records del mundo en la retina. Con el partido de basket de la final olímpica. Me quedo con el Cubo de Agua por la noche cambiando de color. Me quedo con el comedor de la Villa... Una gran plaza donde comer al lado de quien menos te imaginas y con quien, meses antes, ni te hubieras podido imaginar. Me quedo con la llama olímpica y su pebetero lleno de espirales. Me quedo con el volver a "casa" después de un día de competiciones y hablar un rato todos en el cesped de entrada. Me quedo celebrando medallas con vecinos de edificio y con las palabras de aquellos que no consiguieron sus objetivos... Con la zona wifi tan acogedora que tan poco utilicé.
Me quedo con las llamadas de un amigo que a la vuelta de sus vacaciones tanto me aportó. Gracias Shidermo. Me quedo con las flores del día de mi cumpleaños y ese reloj lleno de espirales y flores que una atleta me regaló. Me quedo con el ir y con el volver. Me quedo con ganas de vivir más Beijing, o el Beijing de Rafa. Me quedo con ganas de tomarme mas cervezas por las noches aprendiendo cosas escuchando a otros. Me quedo con ganas de que algunas de las cosas hubieran sido diferentes. Deportivamente y Personalmente.
Beijing 2008 (asumo que el Beijing que he vivido estas últimas tres semanas no se parece demasiado al Beijing de cada día....) me ha dado muchísimo mas de lo que haya podido quitarme. Y es que creo que solo me ha quitado horas de sueño.
Me fui extraña. Me fui emocionalmente muy extraña, quizás muy cargada de "quiero y no puedo", (míos y ajenos...), de horas de trabajo, de golpecillos y pensando mucho...
Vuelvo extraña, como anestesiada. Quizás pasota. Un poco incrédula... mas en el aquí y ahora que en el allí o allá. Espero que me dure.
Me quedo también con la ceremonia de Clausura... con lo que se termina, con lo que se cierra, con lo que se acaba y con lo que se apaga. Precisamente como el Fuego Olímpico.
Se acabó.
Se apagó.
El fuego se apagó.
2 comentarios:
Bienvenida. Tus bellas palabras se han echado de menos. Me alegro de poder disfrutar de nuevo del gran lujo de compartir tus escritos.
La Vanguardia,ocho de agosto,publicidad:
"EL ESCENARIO ESTÁ PREPARADO.2008.El mundo fija su mirada en el Estadio Nacional de China,esperando la Ceremonia de Apertura de los XXIX Juegos Olímpicos.El estadio tiene forma y aspecto de nido y representa un remanso de concordia y deportividad.China es por primera vez la sede de unos Juegos Olímpicos y OMEGA vuelve,por 23ª vez,a encargarse de su Cronometraje Oficial."
Publicar un comentario