Vine a Japón armada con una fabulosa cámara fotográfica que como tantas cosas de mi cotidiano transcurrir, es de origen japonés (una Nikon D40), pero a todas sus maravillosas prestaciones se le añade un pequeño (paradoja) inconveniente: el tamaño... Por eso, y dado que me encuentro en el país de las cámaras fotográficas, he decidido hacerme algún que otro regalo, siendo uno de ellos, una pequeña cámara (Canon Ixy), tan pequeña que parece un móvil, que llevo conmigo a cualquier lugar... como cuando decides, aquí en Japón, país del consumismo, acudir a unos grandes almacenes... Lo de los móviles en este país es tremendo. Son, sin duda alguna, una extensión del cuerpo de los japoneses... Son una parte más de tu físico, un delator de tu personalidad... La mayoría de los móviles son relativamente más grandes que los que nosotros manejamos, pero tampoco tanto, si tenemos en cuenta que son así porque llevan televisión integrada. Si, habéis leído bien... Pero aquí, lo que marca la diferencia no es tanto el modelo, sino como los elementos para tunearlo... customizarlo... personalizarlo... No hay individuo/a que se precie sin un colgante en el movil... Eso que ha empezado timidamente en España que hay quien lleva como un chupachups mini colgando... pues eso, pero a lo grande... con muñecos de peluche más grandes que el movil... No exagero, de verdad... Y luego están las pegatinas... florecitas, mariposas o lo que se te ocurra... brillantinas... Hay pasillos y pasillos (una planta entera) que son "complementos para el movil". Impresionante. Por eso hablo de lo innecesario.
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