viernes, diciembre 12, 2008

SOLEDADES Y SILENCIOS...


Hay días como este... que llegas a casa mas cansada de lo habitual... Días dónde el trabajo ha salido adelante con una lucidez especial... Días en los que resuelves los problemas con una inspiración atroz... y veloz.. Días en los que la activación te mantiene alerta y la alerta hace que tengas un reflejos geniales cuando conduces... Días como este que te encantaría llegar a casa y que hubiera alguien... Alguien que te atendiera con una palabra amable y te dijera cosas como "hola cariño, te estaba esperando...." y que te escuchara cómplices las anécdotas del día... o lo que has aprendido, porque los "profes" no solo enseñamos... también aprendemos de nuestros alumnos... Te encantaría que a pesar de las ojeras, de la palidez del rostro... alguien te viera tan preciosa como siempre...  Cenar con alguien en casa... tranquilos, en una velada aderezada por el vino y una poco de jazz suave, de ese aterciopelado... trazar levemente los planes de mañana, pero sin prisa... porque cuando estás en buena compañía, mañana, las prisas... son conceptos que no existen...

Hay días como este... que llegas a casa mas cansada de lo habitual... Días dónde el trabajo ha salido adelante con una lucidez especial... Días en los que resuelves los problemas con una inspiración atroz... y veloz.. Días en los que la activación te mantiene alerta y la alerta hace que tengas un reflejos geniales cuando conduces...  Días cómo este que te encanta llegar a casa y que las cosas sean como son... Llegar a un lugar que sientes tan tuyo, que además tanto te relaja, fortaleciéndote a la vez... Un lugar dónde el único ser vivo que parece acompasarte es una perra tan grande como guapa que siempre, al menos siempre, se alegra al verte... Te quitas la ropa, te vas a la ducha, te pones cómoda y preparas algo de cenar... Mientras abres el correo y encuentras siempre alguna sorpresa, algún amigo, amiga, que te avisa de planes para esta noche para los que... para variar... llegas tarde... como tienes el teléfono siempre en silencio... es lo que pasa... Tampoco te importa, porque estás tan cansada que lo que menos te apetece es hablar... Querrías llamar a algunas personas, pero en serio, te es imposible articular una palabra. Te gusta el silencio. Un vaso de vino. Algo de Jazz suave, aterciopelado... 

Y asumes que no son realidades contrarias. Pero reconoces que pareces no saber lo que quieres... Y eso, eso no te ayuda en absoluto. Lo cierto es que estás aquí... dispuesta a que cuando llegue, te darás la oportunidad de probar las dos realidades... y disfrutar del buen vino, de un buen día, de una buena música, en ambas compañías... y disfrutar siempre de la soledad... y del silencio. 

Del silencio en soledad, y de la soledad en silencio... 

(cuadro de Balthus)

5 comentarios:

Noelplebeyo dijo...

Querida Tot; pienso que todos hemos pasado por esas sensaciones, fíjate que uno también es profesor, y todos anhelamos esa compañía cómplice, esa química tan importante que nos hace reaccionar...para alcanzar ese equilibrio de disfrutar del silencio en compañía y de la soledad con tus cosas, con tu equilibrio. Hoy, a las 5.37 de la mañana, yo lo echo en falta...Será el consuelo de tontos...Me ha reconfortado tu entrada.

Besos

A través del espejo dijo...

Qué miedo me da ver de nuevo las orejas de ese lobo, el del miedo a la soledad, aunque sea en los ojos de otra persona.
Hay un choque permanente entre la felicidad de ser uno mismo y la necesidad humana de compartir el Mundo.
Recuerdo "Into the Wild", en la que Chris llega a la conclusión de que la felicidad sólo es real cuando la puedes compartir. Somos sociables, gregarios, y es triste comprobar que sentirse bien a solas parece algo contra natura, y nos acaba impulsando a confundirnos con las compañías que nos procuramos, vencidos muchas veces por urgencias... pélvicas.
Pero, honestamente, ¿cuándo se llega a conocer verdaderamente a nadie?

Ingrid Dietrich dijo...

Querida Tot... Comparto la visita de pensamientos tan cercanos a los tuyos que reconforta leerte... Cuando transcurre tanto tiempo en soledad y llegas a asumirla como una estado bastante perenne, y llegas a cogerle el gustito, ahí es cuando me entra el pánico... Porque parece que todo va a seguir así para siempre. Porque lo conocido siempre es más fácil que los silencios ajenos e incomprendidos, que ese proceso de adaptación incabable y las complicaciones anexas a los sentimientos desbordados... Y es cuando echas de menos esa farsante paz que te acompañaba en la soledad a la que vuelves como a la compañía de alguien que no te cae bien pero que te llama todos los días, y a la que te terminas acostumbrando... Besos

Avatar Psicólogos dijo...

He aprendido a amar este estado que también compartimos, me gustaría llegar a casa y que por muy cansado que estuviera mi alma se iluminase, aunque no fuese siempre de magia, pero si de re-conocimiento, de aceptación, de cariño, de complicidad, de compartir... y mientras mi alma no encuentre eso mejor disfruto de soledades y silencios... donde lo que añoro lo encuentro dentro, donde viajo a tocar con los dedos esas voces amigas que rompen el silencio con sus palabras de amor incondicional, como el tuyo querida Tot, que en tardes o noches de soledad tanto acompaña.

Anónimo dijo...

fijate, sin querer este post me viene de maravilla
es cierto la soledad, esa la que hablamos tiene dos caras, se puede disfrutar en ella y no amargarse

gracias me has ayudado