No es un capricho, es una necesidad... Y es que nada en esta vida es gratuito. Absolutamente nada. Todo tiene su precio, a veces menor, a veces mayor, pero el Universo termina cobrándose tanto los excesos como los defectos.
Y es así como mi cuerpo "está pagando" los excesos laborales, y algo más seguro que también...
Es así como mi mente me dice "J. te tocan unas pequeñas vacaciones". Aunque sean pequeñas, aunque sean de una noche y dos días. Y el cuerpo me pide un viajecito de dos días, hacia algún lugar con sol, en algún rincón donde hacer fotografías. Donde no haya relojes ni citas ni reuniones. Donde no haya problemas. Donde el teléfono no funcione ni tampoco el correo electrónico. Donde no haya conflictos ni envidias ni malos entendidos.Donde no haya obras en la calle. Donde solo haya luz. Y silencio. Y más luz. Y miro la agenda, y tengo muchos viajecitos.... pero muchos muchos, pero todos llenos de obligaciones, que hago encantada si, pero ante las cuales la máquina no puede permitirse dejar de funcionar. Y me voy aquí, a allá, y no hay posibilidades de escaparme hasta abril....
Y a mi, con estas pretensiones de "alto rendimiento" me fastidia padecer la enfermedad del siglo XXI (sease estrés...) y sigo, con la cabeza alta, "no, si aquí no pasa nada"... No pasa nada... díselo a mi cuerpo.
Así que me concentro con música barroca a todo volumen, las persianas arriba, robando la poca luz existente en este cielo de invierno en una gran ciudad, para cerrar los ojos y sentir como estoy asomada a una ventana por donde solo cabe el sol, y el sonido de las olas al llegar a la orilla....
Menos mal que tenemos la imaginación. Que seríamos sin ella....
Y es así como mi cuerpo "está pagando" los excesos laborales, y algo más seguro que también...
Es así como mi mente me dice "J. te tocan unas pequeñas vacaciones". Aunque sean pequeñas, aunque sean de una noche y dos días. Y el cuerpo me pide un viajecito de dos días, hacia algún lugar con sol, en algún rincón donde hacer fotografías. Donde no haya relojes ni citas ni reuniones. Donde no haya problemas. Donde el teléfono no funcione ni tampoco el correo electrónico. Donde no haya conflictos ni envidias ni malos entendidos.Donde no haya obras en la calle. Donde solo haya luz. Y silencio. Y más luz. Y miro la agenda, y tengo muchos viajecitos.... pero muchos muchos, pero todos llenos de obligaciones, que hago encantada si, pero ante las cuales la máquina no puede permitirse dejar de funcionar. Y me voy aquí, a allá, y no hay posibilidades de escaparme hasta abril....
Y a mi, con estas pretensiones de "alto rendimiento" me fastidia padecer la enfermedad del siglo XXI (sease estrés...) y sigo, con la cabeza alta, "no, si aquí no pasa nada"... No pasa nada... díselo a mi cuerpo.
Así que me concentro con música barroca a todo volumen, las persianas arriba, robando la poca luz existente en este cielo de invierno en una gran ciudad, para cerrar los ojos y sentir como estoy asomada a una ventana por donde solo cabe el sol, y el sonido de las olas al llegar a la orilla....
Menos mal que tenemos la imaginación. Que seríamos sin ella....
3 comentarios:
Sin ella,seríamos seres fantásticos.
abriendo los ojos para construir una fotografía,construyendo buenas nuevas,para poder guardarlas y jugar a un juego nuevo,el de la combinación de los colores de un arco iris.iluminando el camino de una ola,entrenando para seguir al sol en su camino,haciendo avanzar a la realidad.viendo las cosas antes de verlas.así imagino a la muchacha.
¿En confianza blogera? ¡Tómate un Kit-kat! Sé que es fácil decirlo y muy dificil cumplirlo... Pero máquina, sólo hay una!
Besos...
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